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Estamos de vuelta, namaste India

Después de un intenso viaje por la India en el que hemos podido escuchar música clásica india a través de sus maestros («ustad»), volvemos a ponernos manos a la obra. Con toda la razón del mundo se nos puede tildar de impresentables, ya que ni tan sólo avisamos de nuestra fuga a través de Twitter. No nos hemos retirado de la sociedad ni nos hemos convertido en sadhus. El motivo de nuestro silencio ha sido el pretender hablar in situ sobre la música que íbamos encontrando a nuestro paso por el Valle del Ganges. No obstante, la falta de tiempo, la vagancia, y el deseo de unas añoradas vacaciones acabaron venciéndonos. Pero como no hay mal que por bien no venga, volvemos con las pilas cargadas y con ganas de dar cobertura a la actualidad musical en esta segunda temporada de Retroriff.com.

Sobre la India, deciros básicamente que es un país apasionante con una riqueza cultural inmensa. Lo mejor en cuanto al campo que nos ocupa es que su música clásica tradicional se mantiene inmune al proceso de globalización. A pesar de la importación de estilos e instrumentación occidental que ha sufrido desde que entrara en contacto con Occidente en los años 60, la India ha sabido conservar su legado musical de manera ejemplar. A diferencia de lo que sucede con la música tradicional de otras partes del mundo, su existencia no está condicionada por las ayudas institucionales. Las ragas y otros géneros clásicos siguen gozando de una gran popularidad. El pop reina entre las masas igual que en el resto del mundo, pero se trata un pop muy particular producido por los estudios cinematográficos de Mumbai, cuyas bandas sonoras suponen la principal industria musical del país.

Próximamente intentaremos dedicar algunos posts sobre las particularidades de la música india junto con alguna grabación que hemos realizado durante nuestra aventura. Por ahora tan solo queremos sa