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El secreto del sonido de los Stradivarius al descubierto

En los últimos 150 años numerosos científicos, entre ellos conocidos físicos como Helmholtz, Savart, o el Nobel indio Chandrasekhara Raman han intentado conocer las diferencias en las cualidades y características de los sonidos que hacen de los Stradivarius instrumentos con «voz» propia. El último estudio que podría revelar uno de los grandes enigmas de la historia de la música, es el realizado por Joseph Nagyvary, profesor emérito de bioquímica de la universidad de Texas, y en el que asegura haber descubierto los secretos de los violines fabricados por Antonius Stradivari. Gracias a métodos tecnológicos de ingeniería inversa y al empleo de nuevas técnicas de análisis del humo emitido por la quema de la madera, el equipo de Nagyvary encontró compuestos como bórax, fluoruros, cromo y sales de hierro. El uso del bórax es significativo, ya que fue un cristal utilizado en el antiguo Egipto como conservante en los procesos de momificación y ampliamente conocido en la actualidad por su uso como preservante de maderas y desoxidante.

De los muchos intentos por imitar su sonido han surgido infinidad de leyendas. Desde la que asegura que la clave fue el tiempo de secado de las preciosas maderas con las que fueron construidos, hasta la más romántica y extendida, que habla de una fórmula secreta en la creación del barniz y que se perdió con la muerte de su creador. Hace apenas un año todas quedaron en entredicho con la publicación de otro estudio en la revista Nature y que seguramente diera pie al profesor Joseph Nagyvary a pensar en la posibilidad de «clonar» el genuíno sonido de los violines. Dicha investigación desvelaba que la madera usada en su fabricación pudo haber sido procesada químicamente para preservar y realzar la calidad del sonido.