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Cinco grandes álbums de Math Rock

Hemos seleccionado solamente cinco de ellos y dejando muchos otros que podrían haber aumentado la lista hasta la veintena: Don Caballero, Victims Family, Naked City, etc…

Con el nombre genérico de Math Rock se conoce al estilo surgido junto al post rock a finales de la década de los 80 en la escena underground americana. Ambos géneros utilizan instrumentos propios del rock, pero incorporando melodías, ritmos, armonías y progresiones armónicas que no se encuentran dentro de su tradición histórica. El adjetivo Math – alejado ya en sus primeros años de la creación de paisajes sonoros, la variedad de instrumentos y demás elementos característicos del post rock – alude a criterios específicamente musicales, como la complejidad de sus ritmos y unas estructuras que varían de espacios armoniosos a tempos extremadamente dinámicos.

Citados por la crítica como la «influencia secreta» del math, Nomeansno se adelantaron una década en el desarrollo del género combinando la energía del punk con cambios drásticos en el tempo y la estructura musical, convirtiendo «Wrong» en un álbum de referencia. Lo mismo podría decirse de bandas fundamentales como Minutemen o Massacre, que ya en los 80 aunaron el sonido más pesado del rock con un complejo estilo rítmico deudor de Henry Cow, Captain Beefheart, Frank Zappa y King Crimson entre otros. Con Massacre precisamente abrimos el repaso a algunos de los mejores trabajos surgidos desde años antes de la aparición del math como género hasta nuestros días. Hemos seleccionado solamente cinco de ellos y dejando muchos otros que podrían haber aumentado la lista hasta la veintena: Don Caballero, Victims Family, Naked City, etc…

Massacre, «Killing Time», CELLULOID, 1981

Posiblemente con «Killing Time» estemos ante el álbum que estableció las bases de este género construido a base de compases poco ortodoxos, elementos de pausa-continuación y estructuras inusuales. Publicado en 1981 por el trío Fred Frith, Bill Laswell y Fred Maher, Massacre irrumpe en el circuito underground de New York con un título que es toda una declaración de intenciones y un referente en lo que posteriormente se conocerá como Math Rock.

Ruins, «Hyderomastgroningem», TZADIK, 1995

Hyderomastgroningem es un disco dedicado al compositor John Cage y que fue editado en 1995 por el sello de John Zorn Tzadik. El dúo japonés (bajo y batería) incorpora elementos de libre improvisación, electrónica y formas más experimentales que en sus discos anteriores para crear, el que para mi gusto es, su trabajo más completo. Claramente influenciados por la banda de rock francesa Magma, las letras están escritas y cantadas en un idioma inventado – igual que hizo Christian Vander con Magma décadas atrás – para dar más consistencia a un ya de por sí insólito paisaje musical que alterna los fragmentos más suaves con los pasajes más caóticos.

Hella, «Hold Your Horse Is», 5 RUE CHRISTINE, 2002

En su afán por redefinir conceptos obsoletos de ritmo y melodía, Hella sorprendió gratamente en 2002 con la publicación de «Hold Your Horse Is». Me podía haber decantado por otros trabajos del grupo californiano, pero si me he decidido por los intensos 34 minutos de este álbum, posiblemente sea por tratarse de un ejemplo que ofrece detalles de un virtuismo poco habitual en una banda tan joven y por unas progresiones rítmicas que por momentos parecen imposibles de ejecutar.

Ahleuchatistas «What You Will», CUNEIFORM, 2005

Como cuenta Steve Feigenbaum, dueño de Cuneiform Records, lo que «despertó mi interés por Ahleuchatistas fue la inteligente combinación de jazz, punk, rock progresivo, avant-rock y minimalismo, tan poco habitual en nuestros días y propia de monstruos del rock como King Crimson o Captain Beefheart». Fue precisamente el sello de Feigenbaum el culpable de publicar «What You Will», una intensa obra con cortes tan breves como los de cualquier disco grindcore y con una producción un tanto espartana. La paleta sonora es tan limitada (guitarras y bajos sin efectos) que sólo la fuerza de sus composiciones podría salir inmune de un sonido tan seco y aburrido.

Mick Barr, «OCTIS: Iohargh Wended», TZADIK, 2007

La lista se cierra con el disco menos accesible, curiosamente el único que prescinde de las características baterías del género en pos de las complejas estructuras rítmicas que sólo una caja de ritmos puede ofrecer. El virtuosismo de la guitarra de Mick Barr por momentos recuerda al de Yngwie Malmsteen o Marty Friedman, con escalas y arpegios imposibles a velocidades inverosímiles, pero en un clima moderno y con estructuras claramente Math. Con «OCTIS: Iohargh Wended» posiblemente estemos ante el revisionismo del metal más experimental.