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El nuevo videoclip de Gil Scott-Heron

Llega con un nuevo sonido tejido por atmósferas electrónicas de tinte oscuro que remiten al dubstep británico, y que nos brindan un inesperado giro en la carrera del cantante.

El pasado noviembre anunciamos el retorno del revulsivo Gil Scott-Heron a un estudio de grabación. El nuevo trabajo ya está a punto de caramelo para ser lanzado el próximo 22 de febrero a través de XL Recordings. I’m New Here es el título de la primera aventura musical en el siglo XXI del que fuera uno de los personajes clave de la música negra de los 70. Precursor del rap, Scott-Heron politizó el funk-soul declamando con un estilo singular que enlazaba la música con la tradición poética y el predicador político. Nos ofreció excelentes obras como «Pieces Of A Man» (Flying Dutchman/RCA, 1971) o «Winter in America» (Strata-East, 1974), entre otras. Y dieciséis años han trascurrido desde su lejano predecesor Spirits (TVT Records, 1994), un trabajo todavía interesante que contenía temas tan hermosos como el irresistible [Give Her A Call]().

La curiosidad hacia el nuevo trabajo del sexagenario cantante creció a raiz de escuchar [Where Did The Night Go](), uno de los temas que componen I’m New Here. Anómalo y extraño, el escueto pasaje prometía traer al presente la irreverencia del pasado. El halo de misterio se ha desvanecido con el lanzamiento del videoclip de Me and the Devil Blues, la curiosa reinterpretación de Scott-Heron del [clásico de Robert Johnson](). Llega con un nuevo sonido tejido por atmósferas electrónicas de tinte oscuro que remiten al dubstep británico, y que nos brindan un inesperado giro en la carrera del cantante. El resultado es una apuesta arriesgada por la que, desgraciadamente, no haríamos grandes inversiones. Vídeo, composición y arreglos se quedan a medio camino de lo que podría haber sido uno de los grandes regresos del decenio. Tal y como comentaba el periodista August Brown en Los Angeles Times, resulta complicado de situar en el paisaje musical contemporaneo. Su trasfondo instrumental no está enfatizado suficientemente como para que la cultura electrónica le preste suficiente atención, mientras que está demasiado fracturado como para encajar con el jazz-funk de Scott-Heron, allá, en los 70.